“Y así sucede, que entre la fe y la felonía, la herencia y la herejía, la jaula y la jauría, entre morir o matar... Prefiero amor, amar, prefiero amar, prefiero amar”. Este arrebatado verso pertenece a la canción Prefiero amar, una de las muchas que ha dedicado Luis Eduardo Aute (que ha muerto a los 76 años) al sentimiento más enigmático y complejo de la existencia humana. Hablamos del amor, claro, tan tratado en la música y muchas veces de forma pueril. Nunca lo hizo así Aute.
“Vivir sin amor es caminar como un zombi. Sentirse querido por otro, sentir que tu existencia tiene sentido porque otro aprecia que estés vivo es lo más grande que hay. Es cuando el amor justifica la vida”, comentó en una ocasión. Si se hace un análisis de la obra de Aute (poesía, pintura, escultura y sobre todo textos de canciones), se constata que las cuitas amatorias, tanto del alma como del cuerpo, inundan la obra de este irrefrenable inconformista.
Y también para huir de la soledad, que es la gran enfermedad, la soledad involuntaria. Y el amor es la mejor terapia. “El odio forma parte del sentimiento amoroso. Lo que no es la misma cosa es la indiferencia. Eso es lo contrario al amor. La indiferencia es lo peor que hay”, dijo.También trató el tema desde una posición amarga, cuando esas cuatro letras cruciales pierden su sentido más puro. Lo hizo en la canción Amor, te digo esa palabra, donde canta, con su voz más solemnemente susurrada: “Amor, te digo esta palabra, mil veces repetida, acaso sin pensarla, como una letanía/ Amor, te digo esta palabra, que se me hace vacía a fuerza de nombrarla, no sé qué significa”.
Tanto el amor como la vida los resumió el artista en la canción Pasaba por aquí, que hoy, el día de su muerte, adquiere todo el sentido: “Si yo solo pasaba, pasaba por aquí”.
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