El 2020 prometía ser un año diferente para el destacado cantante, compositor y arreglista cubano Erick Jon. Luego de completar estudios musicales fuera de Cuba y alcanzar gran reconocimiento internacional, el versátil creador celebraría dos décadas de carrera en su tierra natal, con un programa de presentaciones que incluía una gira nacional sin precedentes en su quehacer artístico.
A pesar de la situación epidemiológica que vive el mundo ante el avance creciente de la Covid-19, el 2020 será ese año distinto que quería Jon, pues con mente positiva enfrenta hoy la necesaria reclusión en el hogar, el aplazamiento de conciertos y la cancelación de sus habituales espacios de actuación.
Quiero llegar a cada rincón del país, pero no será mañana, ni la próxima semana, sino en el transcurso de todo el calendario. He decidido tomarlo con calma y festejar cuando se pueda, asegura el artista, el primer cubano en egresar del Conservatorio Pop y Jazz de Helsinki, Finlandia.
Las dificultades a enfrentar en la vida han servido a Erick de aliciente para la creación, así que aprovechará el tiempo en casa para crear nuevos temas, como una vez la soledad y la lejanía de la familia lo introdujeran en el mundo de la composición.
“Yo era apenas un muchacho y no pensé nunca irme a estudiar fuera del país. Me fui para Helsinki solo y fue muy difícil adaptarme. Nosotros los latinos somos muy apegados a la familia, y llegar a una sociedad fría y oscura, donde hay solamente de dos a dos meses y medio de claridad, mucha nieve, el sol cuando está no calienta, y enfrentar un idioma diferente, resultó impactante.
“Mi familia me decía que utilizara ese tiempo de nostalgia para componer, que usara esa tristeza de madrugadas de desvelo para escribir mis propias letras. “Crea a partir de lo que te sucede e intenta disfrutar lo que la vida te ha dado”.
Entre los nuevos desafíos estuvo el estudio del inglés y el finés, los cuales perfeccionó en los primeros tres años de su estadía en Helsinki, durante los que también debió actualizarse en la base musical que no tenía, pues su llegada al mundo del arte fue tardía e inesperada.
“Yo era deportista: corredor de 800 metros en la primaria y principios de la secundaria. Mas una mañana encendí la radio y llamó mi atención una voz muy bonita. Era Evelyn García Márquez, la hija de La Musicalísima Beatriz Márquez. A partir de entonces se me despertó un repentino amor por la música, pero más que eso un gran interés por la voz”.
Comenta que investigando llegó un día a las puertas de Evelyn y Beatriz, quienes lo recibieron en sus ensayos, lo llevaron a sus presentaciones y lo introdujeron en el mundo del bolero, en el cual pudo conocer en los centros nocturnos donde logró actuar, a notables figuras del género como Ela Calvo, Mundito González y Fernando Álvarez.
“Comencé a olvidarme de todo, casi hasta de la escuela” y un día, luego de una actuación en Dos Gardenias, conoció a una periodista y fotógrafa finlandesa, quien percibió en él potencial para la música y lo ayudó a aplicar al afamado conservatorio.
Erick Jon completó sus ocho años de dirección coral en el Pop y Jazz de Helsinki y recorrió Europa luego de convertirse en el primer latino y cubano en participar en el programa musical competitivo Popstar 2, donde alcanzó el tercer lugar, y a raíz del cual grabó su primer disco Wild and Free con un sello alemán.
“Luego pasé a Emmy Music de Finlandia, pero por diferencias de intereses no funcionó. Yo quería hacer música cubana, en español, con posibilidades de viajar a Cuba, cosas que las multinacionales que te imponen el trabajo no entienden y yo decidí venir más a menudo y trabajar más aquí.
“Fue entonces que comencé a cambiar mi estructura musical, a promover más la música tradicional con la base de jazz que traía del conservatorio, con las influencias de las sonoridades de allá de la música clásica y el rock, pero sin abandonar mis raíces y la cubanía que nos caracteriza.”
En 2016 resultó ganador del premio de la Akademia Music Awards, una institución radicada en Los Ángeles, Estados Unidos, y cuyo galardón no pudo recibir porque le fue negada la visa para viajar al país norteño.
Dicho reconocimiento le llegó a partir de una versión que realizara, bajo la producción musical de Emilio Vega y Toni Carrera, al tema Te extraño, de Armando Manzanero, el cual formó parte de un fonograma independiente que produjera con ambos en 2011.
Regresó con su título a emprender carrera en Cuba y hace cinco años que tiene su grupo con batería, bajo, guitarra, piano, saxofón, tumbadora y coros, donde puede mezclar sonoridades imprimiendo en cada tema su sello de exotismo, singularidad y calidad.
“A veces me vienen ganas de estar en 23 y L, o en Malecón, y que la gente se me acerque y me conozca, como sucede cuando voy a Finlandia, Suecia o Rusia”, y confiesa que para eso era este año, para llegar al público cubano de verdad y entregarle los nuevos proyectos en los que trabaja.
“Debido a mis compromisos internacionales, actualmente mucha gente no me conoce, han escuchado hablar de mí pero no me han visto, o me creen extranjero, que es otro dilema.” Hasta la colaboración con otros artistas cubanos amigos, como la propia Beatriz Márquez, se le hace complicada por la inestabilidad de su estancia en la ínsula y los considera deudas pendientes a saldar este 2020.
Debido a las circunstancias, se enfoca por ahora en el trabajo desde casa. Prepara un disco con el productor musical Yoel Domínguez, en el cual cantará a dúo con Mónica Mesa y Waldo Mendoza; y en el que incluirá un tema de su padre, quien a pesar de no tener formación musical, escribe canciones o poemas que luego él musicaliza.
Continuará a su vez organizando la gira, para la cual ya tiene en cronograma las provincias de Pinar del Río, Matanzas, Cienfuegos, Camagüey, Villa Clara, Santiago de Cuba y La Habana; y se tomará más en serio el trabajo en las redes, llevando su arte a los hogares del mundo desde el suyo propio, en busca de iniciativas para no dejar de crear y de expresar, desde los nuevos escenarios que impone la Covid-19.
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